Luz
La Sagrada Hoja de Coca es legado ancestral, alimento para el cuerpo y el alma, puente entre mundos.
Es ritual vivo, memoria verde que ha sostenido a los pueblos por milenios.
Este espacio es para honrar su esencia, recuperar su sabiduría luminosa y restituirle su lugar en el tejido sagrado de la existencia.
Nutrición
y Medicina










En la práctica médica tradicional andina, se utiliza la hoja de coca como oráculo a modo adivinatorio para diagnosticar al paciente. En el proceso de curación la coca tiene un importante rol por sus múltiples propiedades medicinales como apaciguar los dolores estomacales tomando sus hojas como te, usada en emplastos para golpes, roturas e inflamaciones, dolores dentales, dolores de cabeza entre otros males. Con la harina de hoja de coca se pueden consumir dosis más altas con los alimentos; por su alto contenido en calcio y hierro ayuda en enfermedades como el Parkinson, osteoporosis y anemia.
Cosmovisión
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Entre los pueblos originarios de América, existen aún algunos que siguen poniendo en práctica sus rituales ancestrales. En Perú, los pueblos que viven más alto, son la nación Qero, ubicados en las zonas cercanas al nevado Ausangate en la provincia de Cusco. Entre sus rituales más importantes está el Haywarikuy, llamado despacho, ofrenda a la tierra. Su realización va en relación al calendario agrícola andino, como acto reciproco se retorna a la tierra lo que nos da, para mantener el orden natural y seguir recibiendo buenas cosechas y buenos tiempos, basado en el Ayni (reciprocidad) concepto fundamental en la cosmovisión andina. Esta ceremonia consiste en ofrecer a la tierra varios elementos que cada cual tiene un simbolismo: semillas, maíz, chicha, vino, dulces, grasas animales, etc; entre sus tantos elementos las hojas de coca es el principal ya que es el puente de conexión entre el cielo y la tierra. Se seleccionan las mejores hojas y se ordenan como abanicos para ser kintus con los que se reza a los Apus (montañas) y a la tierra.
La hoja de coca tiene una anatomía que es analógicamente aplicada al cuerpo humano, por lo que las hojas con formas redondeadas pueden determinar lo femenino, así como las hojas más alargadas lo masculino; lado derecho o izquierdo del cuerpo al igual que en la hoja, así como también existen indicadores según formaciones especiales de las hojas que pueden representar enfermedad, éxito, dinero, etc. Cada hoja tiene su significado.
Para realizar la lectura, se seleccionan hojas en buen estado; quien hace la lectura pone su aliento, así transmite su calor humano para que la coca no este fría. Se extienden las hojas de coca sobre la uncuña (manto pequeño tejido especial para la coca), se escogen tres hojas, las que servirán de base para la lectura. Hay varias formas de leer. Generalmente si las hojas caen en fila y la mayor parte del lado del anverso quiere decir que la respuesta es positiva. Si la mayor parte de las hojas caen del lado del reverso la respuesta es negativa. Depende de la posición que caigan unas hojas frente a otras, aparece todo hablado como un mapa del corazón, como un conjunto de hechos pasados o que van a venir.
Anatomía de la planta y campo.
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La coca es un arbusto pequeño que mide desde 70 cm hasta 2 metros de alto. Tiene tallos leñosos y hojas de color verde intenso, pequeñas flores de color blanco y sus frutos, de color rojo, no tienen pulpa ya que contienen su semilla.
Crece adecuadamente en las tierras cálidas y húmedas cercana a la cordillera de los Andes en un rango de altitud que va desde los 500 hasta los 2000 m.s.n.m.
El cultivo de la hoja de Coca, es junto con el maíz, y el cacao, de los más antiguos en el continente americano, y del que todavía perduran algunos rituales ancestrales, para su trabajo.
Primeramente, se hace el almacigo con su fruto/semilla bien madura, fermentado durante una semana en algo húmedo (hojas de plátano o telas) para sembrarlo en tierra y 1 año después poder ser trasplantado en su terreno, llamado tabla (1000m2), dónde se usa una barreta, para asegurar la profundidad de su raíz en la tierra, además del cebador, palo que compacta la tierra alrededor, para asegurar la plantilla. Es a partir del siguiente año, que se inicia su cosecha, bajo el ritual del coca waranchi, donde se recibe sus primeras hojas, de forma ceremonial, en unas mantas de colores, junto con flores y serpentinas, donde los dueños de la chacra junto con sus vecinos, ch'allan y propician, su exitosa producción, para los siguientes años de vida (entre 30 y 100 años).
Durante todo este tiempo, se deshierba, y cosecha de 3 a 4 veces por año, trabajo grupal, que se realiza en el sistema de ayni (organizándose entre los vecinos, que por turnos trabajan conjuntamente, cada una de sus parcelas).
Después de cada cosecha, la hoja se debe secar en una sola extendida en el matocancha (secadero de piedras planas), para evitar que se negree.
Para conservar su textura y sabor, para el pijchado, durante su secado, y cuando está blanda aun, se le tapa, y pisa, varias veces, técnica conocida como “coca saruy”, hoja que queda más plana para poderla ensacar y transportar.
La plantación de coca, no precisa ningún abono, e incluso riego, pudiendo crecer en terrenos escarpados, dónde no crecen otros cultivos, y lo único que necesita, es su deshierbe/qoreo, con el kituchi, herramienta manual, que con su curvo de hierro, saca de raíz todo tipo de plantas silvestres, que crecen a su alrededor, las cuales se descomponen, y nutren el suelo, además de dejarlo oxigenado.
Todo este trabajo, requiere de un gran esfuerzo, que debe de ser retribuido, en su precio al campesino, parar evitar que se usen herbicidas, y abonos químicos, que simplifican su trabajo, pero contaminan la planta, es por eso que es importante que nosotros los consumidores, cuidemos a los cocaleros, para que ellos cuiden agroecológicamente a la Coca, y ella a su vez, nos cuide a nosotros, con sus buenos nutrientes medicinales. Es por ello, que no debe fomentarse los monocultivos, sino los cultivos integrales, dónde se combinan, dentro, o a su alrededor, con yuca, maíz, sachaporotos entre otros.







Arte y cultura
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Proximamente










































Arqueología

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Como Ciro Alegría lo narra en su libro en el año 1941, el mundo es ancho y ajeno:
“La coca es buena para el hambre, para la sed, para la fatiga, para el calor, para el frío, para el dolor, para la alegría…Es buena para la vida...Con la coca se obsequia a los cerros, lagunas y ríos encantados; con la coca viven los vivos, llevando coca entre las manos se van los muertos...”
Este es un recordatorio de la importancia del uso de esta planta en los ritos de paso tanto como en el uso cotidiano. Las pruebas las encontramos en restos mortuorios en que la persona lleva consigo una chuspa (bolsa especial para la coca) y/o hojas de coca en la boca que datan desde 8000 mil años atrás.
En Perú, Ecuador, Bolivia y Colombia, se encontraron piezas cerámicas arqueológicas de culturas pre-incas. Las principales representaciones son de personajes humanos/animales con caleros en la mano, chuspas con coca y protuberancia en la mejilla en representación al mascado de la hoja.
Colombia tiene piezas arqueológicas de poporos en piezas completas de orfebrería de oro y también calabazos con aplicaciones de oro.
El poporo es un recipiente ceremonial para guardar cal de caracoles marinos utilizada en combinación con la hoja de coca de manera ritual. Actualmente se siguen utilizando los calabazos naturales como poporos, es un elemento central en la identidad cultural de los pueblos indígenas de la sierra nevada de Santa Marta.
En varios pueblos andino amazónicos sudamericanos siguen vigentes diversos rituales con la hoja de coca y el uso de los elementos que la acompañan: chuspas, caleros y uncuñas. La coca fue y sigue siendo la planta madre que mantuvo a la gente y sus pueblos en integridad física y espiritual.

























